domingo, 8 de marzo de 2015

Para un 8 de marzo.





“El desarrollo de la mujer, su libertad, su independencia, deben de surgir de ella misma, y es ella quien deberá llevarlos a cabo. Primero, afirmándose como personalidad y no como mercancía sexual. Segundo, rechazando el derecho de cualquiera que pretenda ejercer sobre su cuerpo; negándose a engendrar hijos, a menos que sea ella quien los desee; negándose a ser la sierva de Dios, del Estado, de la sociedad, de la familia, etc., haciendo que su vida sea más simple, pero también más profunda y más rica. Es decir, tratando de aprender el sentido y la sustancia de la vida en todos sus complejos aspectos, liberándose del temor a la opinión ya la condena pública. Sólo eso, y no el voto, hará a la mujer libre.”



La exigencia de derechos iguales en todos los aspectos de la vida profesional es muy justa, pero, después de todo, el derecho más importante es el de amar y ser amada. La emancipación completa y auténtica de la mujer deberá acabar con la ridícula pretensión de que ser amada, convertirse en novia y madre, es sinónimo de esclava o subordinada"



“Los extraordinarios logros de la mujer en todo ámbito de cosas han silenciado para siempre los argumentos bobos de la inferioridad de la mujer. Aquellos que continúan aferrados a este fetiche lo hacen porque odian ante todo que su autoridad se vea amenazada. Ésta es la característica de toda autoridad, desde la del amo sobre sus esclavos económicos hasta la del hombre sobre la mujer. No obstante, dondequiera que la mujer escape de su jaula, lo hará a largas zancadas, pasos de libertad.”

Emma Goldman






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