miércoles, 2 de septiembre de 2015

Hipoteca.

  Mientras le salía algo en lo suyo, Iván trabajaba en lo que fuese para poder pagar la hipoteca. Por la mañana reponía productos en las baldas de Continente. Por la tarde lavaba coches en un garaje de Parla. Los fines de semana vendía enciclopedias a domicilio y, cuando acababa, servía copas en el pub Malibú. Apenas veía a su familia. Con su novia mantenía una relación de hola y adiós, llena de prisas, cansancio y amores postergados. Aún así, a Iván todo aquello le merecía la pena. No tenía vida, de eso era consciente, pero al menos podía decir que era dueño del techo bajo el que dormía.
Rubén Abella


Deshaucio. Bea Crespo

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