lunes, 12 de diciembre de 2016

El mundo que nunca querré.


No quiero un mundo donde los vagos dan lecciones de trabajo duro
y los tiranos de libertad
donde la telepantalla edifica verdades aparentes sobre mentiras obvias
donde la fe se disfraza de certeza y la certeza se viste de fe
donde amar a los animales se convierte en delito y su asesinato en arte
donde llamamos progreso al holocausto programado de la naturaleza
y anti-sistemas a quienes se rebelan contra él.
No quiero un mundo donde se nos impone hacer lo que otros determinan
recluidos en vidas de laboratorio.
No quiero un mundo donde se idolatra a los futbolistas
tanto como se desprecia a los poetas
donde los idiomas se emplean para la distinción y no para el entendimiento
donde pensar se prohíbe y obedecer se premia
donde trabajamos desquiciados en lo que nos ofende
para consumir lo que nada nos reporta
donde amamos a escondidas
mientras difundimos sin pudor la violencia por las redes.
Un lugar donde fronteras
polis y jueces
se intuyen imprescindibles
nunca será el mundo que quiero.

Rafael Hernández


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