sábado, 14 de enero de 2017

Ya vuelvo, amor.

No puedo complacer los gustos.
Me pediste una estrella
y te dije que era lo más estúpido que podías pedir.
Existen migajas de pan,
monedas sin valor,
el llanto de un niño perdido en una plaza,
el dibujo de una estrella,
un pan completo,
el llanto de una madre que extravió a su hijo en otra plaza,
y tú tienes el descaro de pedirme una luz
que ni siquiera sé qué es porque no sé qué es.
Ahora falta que te molestes
porque no puedo complacer tus gustos
y me pidas que te explique por qué me comporto así,
y yo prefiero reponderte:
- Ya vuelvo, amor, ya vuelvo con tu estrella.

John Benítez





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