sábado, 6 de mayo de 2017

Soles.

Hay gente que son más sol que personas. En invierno te hacen compañía y te regalan te quieros de esos que te entibian el alma. Los he visto, hacer fogatas con sus manos y crear estrellas con su presencia. Yo sé que andan por ahí siendo simples, callados... tímidos en ocasiones, creando, construyendo haciéndote el tiempo más liviano. Te amarran a sus ojos, te iluminan los rincones y no puedes ser el mismo luego de ellos, luego de su coincidencia.
Los he visto, te hacen amanecer a media noche. Te abrazan, te abrazan fuerte y nunca te dejan ir, aunque se vayan. Se esconden en ti, te llenan, te desarman, te acompañan a esconderte en rincones inimaginables. Los he visto, juro que andan por ahí pasando sin pasar, andando de manera inadvertida pero en cuanto los miras.... todas tus cuevas y veredas se encienden. Caminan contigo... te esperan, y te ponen cielo en los pies si te da miedo andar. Te visten y desvisten. Te dedican silencios que al final se vuelven canción, te hacen melodía con los ruidos que tenías.
En medio de la penumbra más densa, aparecen. Te devuelven cosas que ni sabías que eran tuyas. Muestran el mapa y te dan una brújula... Los he visto por ahí haciendo milagros, provocando sonrisas, acariciando heridas y siempre dejando la puerta abierta. Te enredan viento en el pelo, saben de qué está hecha la noche y nunca se van sin antes hacerte temblar. Siempre amanece ( a deshora) cuando coincidimos con gente que son más sol que personas, que te iluminan con tan sólo existir.


M. Sierra Villanueva


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