lunes, 12 de junio de 2017

Del hombre afortunado.

Me cuento entre los hombres con fortuna.
Amo el lento caer de las palabras
y el cúmulo previsto de mi ruina,
los días en que puedo pasear
contigo de la mano,
las fuentes que reflejan el invierno,
las tarjetas postales con poema,
el beso a media tarde que decide
que se queda a dormir, el pan caliente,
la escalera que lleva a tus abrazos,
el agua en la que nieva algunas veces,
los espejos profundos
y todos sus secretos.
Amo ser clandestino y que el mundo viva fuera,
las miradas fugaces, el embuste
que nos acoge, el fuego que alumbra nuestros labios.
Esos sueños en los que baila
lo que queremos ser con lo que somos.
¿Cómo no he de contarme entre los hombres
con fortuna, si vivo a tres paradas
del centro de tus ojos?

Pepe Viyuela.




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