miércoles, 8 de noviembre de 2017

El miedo.

El miedo a los seis años
era un cuarto lejano,
un recinto sellado y tenebrista
con prestigio de infierno
y un viejo sin edad
que dormitaba junto a un perro agónico
bajo los soportales;
a los doce su miedo
habitaba en los libros,
igual que fotogramas de holocaustos.
El miedo en la veintena
fue aquel tiempo confuso
de amarse bajo el cielo,
ese rumor de trenes que enlazaba
la ausencia y el deseo;
a los cuarenta y ocho fue su miedo
un espacio interior, claudicaciones…
Tuvo más miedos: al cumplir cincuenta,
a los setenta y tantos,
cuando no tuvo edad
y en una larga noche
asmática y feroz,
apareció en la sombra encanecido
aquel miedo inasible de seis años.

 José Luis Morante


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